Marcel Duchamp introdujo el concepto de ready-made en 1917 con su obra La fuente, un urinal que firmó y presentó como obra de arte. Esto cuestionó la naturaleza del arte y dónde radica la artisticidad. Otras obras como Objeto para ser destruido de Man Ray y Una y tres sillas de Joseph Kosuth continuaron explorando estos conceptos, desafiando las nociones tradicionales de arte a través de la apropiación de objetos cotidianos y la fusión de representaciones gráficas y lingüísticas.