El arte asturiano se desarrolló entre los siglos VIII y X en Asturias tras la llegada del Islam. Se caracterizó por tener influencias visigodas y germánicas, con una arquitectura que predominó sobre las demás artes. Las iglesias tenían planta basilical de tres naves y cabecera tripartita, y se construyeron con materiales pobres como sillarejo, mampostería y ladrillo.