Tras la invasión islámica en el siglo VIII, se creó el Reino Asturiano con el objetivo de revitalizar el reino visigodo. El arte prerrománico asturiano se desarrolló entre los siglos VIII y X, fusionando formas tradicionales con influencias carolingias. Se caracterizó por el uso de sillarejo, arcos de medio punto y bóvedas de cañón. Sus principales iglesias fueron San Julián de los Prados, Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo.