La Constitución Española de 1978 fue elaborada tras el fin del régimen dictatorial y establece la norma suprema del ordenamiento jurídico español, caracterizándose por su carácter consensuado, rigidez y amplia extensión. Su estructura se divide en una parte dogmática, que reconoce derechos y deberes fundamentales, y una parte orgánica que define la organización del estado y sus poderes. Desde su promulgación, la constitución ha sufrido reformas significativas, adaptándose a las exigencias de la Unión Europea y garantizando un sistema democrático y pluralista.