La segunda revolución industrial trajo nuevas fuentes de energía como la electricidad y el petróleo, y el desarrollo de industrias como la química y el acero. Esto condujo a innovaciones en los transportes como el ferrocarril, el barco de vapor y el automóvil. También hubo avances en las comunicaciones con el telégrafo y el teléfono. Alemania y Estados Unidos emergieron como nuevas potencias industriales, mientras que el Reino Unido siguió siendo la principal potencia económica.