El documento describe la influencia positiva de la Iglesia Católica en el desarrollo de la civilización occidental a través de la preservación del conocimiento antiguo en los monasterios, la fundación de universidades, el fomento de las artes, las ciencias y el derecho internacional, y las obras de caridad. Resalta el papel de la Iglesia en la construcción de la civilización occidental a través de estas diferentes áreas.