Este documento discute el poder del arte contemporáneo para promover el cambio social. Analiza las obras de varios artistas como Marisol Plard, Ai Weiwei y Suzanne Lacy que usan el arte para visibilizar problemas sociales y estimular el debate. El autor argumenta que el arte puede usarse como herramienta para el empoderamiento comunitario y la defensa de los derechos humanos, y que el trabajo social puede aprender de las tácticas del arte para crear un mayor impacto social.