La pintura postimpresionista surgió en Francia hacia 1884 con la fundación de la sociedad de artistas independientes y fue acuñada como término por Roger Fry en 1910. Este movimiento se caracteriza por la búsqueda de formas y estructuras distintas a la mera reproducción de la realidad, con un enfoque en la emoción a través de colores puros y composiciones simplificadas. Artistas como Cézanne, Gauguin, y Van Gogh exploraron nuevas vías de expresión, sentando las bases para corrientes artísticas del siglo XX.