La arquitectura tectónica se entiende como un espacio ligero definido por elementos discontinuos como soportes, cubiertas y suelos que permiten la continuidad con el paisaje natural. Se compone de partes individuales con forma y material propios cuya superposición genera un espacio abierto a la naturaleza en movimiento. Los espacios tectónicos se contemplan de forma horizontal, manteniendo la unión con el suelo, en contraste con los espacios verticales que producen ascensión.