El documento analiza las consecuencias geopolíticas de la caída del Imperio Romano de Occidente en la transición hacia la Edad Media, destacando la fragmentación de la unidad imperial y la influencia de tradiciones grecorromanas, judeocristianas y germánicas. Se subraya el papel de la Iglesia Católica en la legitimación del poder político y se describen las características de los pueblos germanos, así como sus impactos en el orden político, económico y cultural de Europa. La Edad Media se define como el periodo entre 476 d.C., con la caída del último emperador romano, y 1453 d.C., con la toma de Constantinopla por los turcos otomanos.