La agricultura, ganadería, pesca, silvicultura y acuicultura tienen impactos negativos en el medio ambiente si no se realizan de forma sostenible. Pueden causar la degradación de suelos y masas forestales, contaminación del agua, pérdida de biodiversidad y emisiones de gases de efecto invernadero. Es necesario adoptar medidas como el uso responsable de recursos y proteger espacios naturales para preservar la biodiversidad y ecosistemas.