El Renacimiento en Italia marcó una nueva era definida por el humanismo, el pensamiento antropocéntrico y la recuperación del arte clásico. Las ciudades italianas como Florencia, Milán y Mantua fueron centros de renovación arquitectónica e intelectual gracias a mecenas como los Médici. Arquitectos como Brunelleschi, Alberti y Michelozzo aplicaron las reglas del orden, la proporción y la simetría clásicas a construcciones civiles y religiosas emblemáticas.