El documento describe la arquitectura barroca del siglos XVII y XVIII. El barroco se desarrolló como un arte al servicio del poder absoluto de los monarcas y de la Contrarreforma católica. Tuvo sus orígenes en Roma y se extendió por Europa, renovando la iconografía religiosa. Se caracterizó por efectos de luz, movimiento y formas curvas para sorprender a los fieles.