Miguel Ángel destacó por su uso del bloque único de mármol, del que extraía las figuras sin ensamblar extremidades. Su David representa la fuerza física fusionada con la belleza clásica. La Piedad del Vaticano contrasta la desnudez de Cristo con los profundos ropajes de la Virgen. Ambas obras muestran figuras retorcidas que surgen del bloque cúbico original.